domingo, 1 de marzo de 2009

San Pedro de la Nave

La iglesia visigoda de San Pedro de la Nave esta situada en la localidad de Campillo (Zamora). El templo se remonta a finales del Siglo VII , debio construirse entre los años 680 y 711, por lo que puede tratarse una de las ultimas construcciones visigodas. Fue descubierta y estudiada inicialmente por Gómez Moreno y trasladada en 1930 desde su emplazamiento original, que iba a quedar cubierto por el agua en el pantano del Esla, al borde superior del mismo valle. Su traslado, que obligó a desmontarla piedra a piedra y volver a montarla en el nuevo emplazamiento, permitió conocer mucho más profundamente no sólo la estructura original de este monumento, sino también las características del arte visigodo. A la vez fue restaurada, sustituyéndose las piezas inexistentes por ladrillo,

  • En cuanto al exterior, es de planta rectangular, en forma de cruz, con tres aditamentos de forma rectangular, uno hacia Oriente, que forma la capilla mayor, y dos hacia Norte y Sur, que constituyen dos pórticos laterales. Esta formadas por tres naves, atravesadas por las de crucero, de la misma altura que la nave central, que las divide en dos zonas, lo que de alguna forma la confiere un cierto aspecto de iglesia basilical, con ventanas, también con forma de herradura, sobre el crucero. La iglesia tiene tres puertas al exterior, una al final de la nave central y las otras dos, una a cada extremo del crucero y dispone de una buena iluminación proporcionada por ventanas con arcos de herradura, en algunos casos doble, en las naves laterales, la zona oriental de la nave central, el cimborrio, la cabecera y el muro occidental y el techo es a dos aguas.

  • En cuanto al interior, la nave de crucero y toda la cabecera tiene bóvedas de cañón semicircular peraltado sobre arcos de herradura soportados por pilares cuadrados con columnas adosadas. El cimborrio, que tiene una ventana en cada uno de sus cuatro muros, estaba cubierto por bóveda de arista en piedra, que se encontró derruida y ha sido reconstruida en ladrillo. También existen tres cámaras elevadas, sobre la capilla mayor y los vestíbulos laterales. Sobre la forma de cobertura de la parte basilical del edificio, inicialmente se pensó que estaba cubierta por techos de madera, a dos aguas la nave central y más bajos los de las naves laterales, pero estudios posteriores de Cámara, Caballero Zoreda y Arce están apoyando la teoría de Balbás de que estuviera totalmente abovedada.

Los arcos son de herradura del arte visigodo y también son de gran interés los cuatro arcos que soportan el cimborrio, de herradura trasdosados sobre impostas comunes y con columnas adosadas y capiteles bajo la imposta sólo en los dos de la nave central.

  • En cuanto a la decoración, pueden apreciarse dos tipos de elementos de distinta concepción y debidos a distinto artífice: un ancho friso, que se corresponde con una hilada de sillares, que muestra una sucesión de círculos con variadas figuras vegetales y animales; y los capiteles de las columnas adosadas. Exhiben escenas historiadas extraídas de la literatura bíblica, como Daniel en el foso de los leones o El sacrificio de Isaac. Sus cimacios van decorados por medio de roleos en cuyo interior aparecen figuras de animales e incluso humanas.En el interior de la iglesia existe además un horologio en forma tabular que se puede hallar inscrita en la piedra de los sillares de la parte izquierda inmediatos al arco toral. Este reloj está incompleto, pero forma parte de una de las joyas que pueden verse en la Iglesia.



  • La iglesia de San Pedro de la Nave es un conjunto armónico, muy bien proporcionado, en perfecto estado de conservación, con una decoración muy interesante, que da una idea de la madurez a la que llegó la arquitectura visigoda en España. No obstante, hay que tener en cuenta que San Pedro de la Nave era una iglesia monacal, situada en una zona poco habitada y que, por lo tanto, se puede considerar como un exponente muy poco significativo de a dónde debió haber llegado en esos años el del arte en las grandes ciudades, como Toledo, Mérida, Córdoba o Sevilla, en las que sabemos que se construyeron iglesias y palacios de dimensiones mucho mayores a finales del siglo VI y a lo largo del VII, pero de las que no nos han quedado más que pequeños restos de decoración. La visita a este monumento nos lleva a pensar en el altísimo nivel que alcanzó el arte visigodo en los poco más de cien años que transcurrieron desde la conversión de Recaredo al catolicismo y la invasión árabe, muy superior al del resto de los países del occidente europeo, y a qué cotas de madurez y perfección podría haber llegado si aquella no se hubiera producido.
Bibliografia:
Wikipedia
Libro 2º Bachillerato Port-Royal

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